Artículos de ciencia en "Albolote: Periódico de Información Local"

2009: Año Internacional de la Astronomía

In Astronomía, Noticias on 6 julio 2009 at 17:12

IYA logo SP

En 1609, Galileo Galilei, realizó las primeras observaciones astronómicas con el auxilio de un telescopio que él mismo construyó. Este mismo año, Johannes Kepler publica Astronomía nova, obra en la que se describen las leyes fundamentales de la mecánica del movimiento de los objetos celestes. De esto hace 400 años, y fue el comienzo de una era de descubrimientos que se extiende hasta nuestros días.

El telescopio era un instrumento de reciente descubrimiento cuando Galileo comenzó a utilizarlo astronómicamente. Su paternidad es adjudicada al holandés Hans Lippershey, pero hay investigaciones que apuntan a un origen español, concretamente al gerundense Juan Roget. Su uso original fue en el campo de la guerra, para lo observación de los movimientos de las tropas enemigas y el espionaje.

Desde sus primeras aplicaciones astronómicas, Galileo ve claramente su gran potencial. En el campo de la observación lunar destrona la teoría aristotélica de la perfección esférica atribuida a este cuerpo, que se muestra irregular, con montañas y valles. Ve que la Vía Láctea o Camino de Santiago (la banda lechosa que cruza el cielo de parte a parte) es en realidad un conglomerado de estrellas, descubre cúmulos estelares, observa por primera vez los anillos de Saturno, las fases de Venus y las manchas solares, que contradecían la aceptada incorruptibilidad del Sol.

Pero quizás el descubrimiento más revolucionario para el pensamiento de la época vino con las observaciones de Júpiter. El 7 de enero de 1610 Galileo ve tres estrellas en la periferia de este planeta, que en noches siguientes pasan a ser cuatro. La paciente observación le hace deducir que giran alrededor de este mundo, y especula que son un modelo del Sistema Solar. Una evidencia que es corroborada posteriormente por otros astrónomos. Esto representa un duro golpe a la teoría aristotélica, que tiene la Tierra como centro del Universo alrededor de la cual giran todos los demás cuerpos existentes (teoría geocéntrica).

Esto le cuesta un grave enfrentamiento con la Iglesia Católica, que abre un largo proceso contra él, que termina con la reclusión de Galileo en su casa hasta su muerte y la quema y prohibición de toda su obra.

Sin embargo, 400 años después de que Galileo observara por primera vez el cielo con un telescopio, y a iniciativa de la Unión Astronómica Internacional, la UNESCO decidió conmemorar esta efeméride declarando el año 2009 como el Año Internacional de la Astronomía (AIA 2009), para celebrar la contribución de la Astronomía a la sociedad y cultura, y estimular el interés por esta disciplina y la ciencia en general, principalmente entre los jóvenes. Una celebración que debe transmitir la emoción de descubrimientos fundamentales para entender nuestro lugar en el Universo, y los valores inherentes a la cultura científica.

Por Aniceto Porcel Rosales
Blog «Mundos Distantes»

PDF de la página impresa

Publicado en julio de 2.009

Anuncio publicitario

El origen de la humanidad

In Evolución on 1 junio 2009 at 14:08

el origen del hombre

La especie humana solo es una más entre las existentes en la Tierra, y al igual que todas las formas de vida conocidas está sujeta a las leyes de la evolución. Esto implica que el hombre apareció en algún momento del pasado como resultado de progresivos cambios adaptivos que generan nuevas líneas evolutivas y abocan a la desaparición a otras. La cuestión sobre  la antigüedad de nuestra estirpe y su origen no tiene una respuesta sencilla. Lo que sabemos del proceso de hominización que nos ha llevado hasta ser lo que somos, está basado en un largo y tortuoso sendero de descubrimientos e hipótesis esparcidas en el tiempo. La ciencia que estudia esto es la paleontología, sin embargo, en las últimas décadas nuevas disciplinas como la genética, entre otras, se han mostrado muy útiles en el rastreo del origen de la humanidad.

Se estima que la rama evolutiva que lleva al hombre actual, se separó de los chimpancés hace entre 5 y 7 millones de años. Entre este momento y hace unos 4 millones de años apareció la capacidad de desplazarse erguido, hecho fundamental en el proceso de hominización. Los primeros homínidos bípedos que con seguridad tenían una locomoción erguida son los Australopitecos (Australopithecus), esta especie apareció y próspero con gran éxito en la sabanas arboladas del este del continente africano hace 4 millones de años, y de algunos especímenes se han conservado esqueletos en muy buen estado. Desapareció hace 2,5 millones de años, quizás se debió a la desertificación de la sabana, no obstante, este género se radio en al menos 5 especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica. La presión medioambiental, originó dos grandes grupos de Australopitecos, los vegetarianos especializados en productos duros de escaso valor nutritivo, y los carnívoros, que derivó en los primeros individuos del género Homo.

Los primeros representantes del género Homo fueron el Homo rudolfensis que vivió de 2,4 a 1,9 millones de años, con un volumen craneal de 750 cm³, y Homo habilis que apareció hace 2,5 millones de años y se extinguió hace 1,4. El habilis dio paso al Homo ergaster, que con una capacidad craneal de unos 880 cm³ y una antigüedad de 2 a 1 millón de años, fue el primer antepasado del hombre que abandonó África. Fuera de este continente evoluciono hacia el Homo erectus en extremo oriente, y Homo antecesor en Europa. Es curioso el hecho de que la tecnología desarrollada para tallar la piedra por el Homo ergaster, fue superior a la utilizada por sus descendientes asiáticos y europeos. Para explicar esto, se especula que su desarrollo quizás se dio con posterioridad a las migraciones.

Con un origen algo confuso, mas adelante  en Europa apareció el Homo heidelbergensis, que vivió desde hace 500.000 hasta 250.000 años, y que parece ser en antecesor de los Neandertales (Homo neanderthalensis). En África se dio paralelamente el Homo rhodesiensis que dio lugar al Hombre de Cro-Magnon u Homo sapiens actual.

Todo indica que el hombre anatómicamente moderno, tiene su origen en una población preexistente de humanos de hace unos 200.000 años localizada en África Oriental en el río Omo. Esta conclusión viene avalada por los análisis genéticos de ADN mitocondrial, así como por los registros paleontológicos. Los fósiles pertenecientes a esta población se conocen como los Hombres de Kibish, y son considerados los más antiguos restos de Homo sapiens. Se corresponden con una población al parecer de pocos individuos, en comparación con los humanos arcaicos esparcidos por el Mundo Antiguo. El éxito evolutivo de este pequeño grupo, fue tal, que desplazó  al resto en toda la Tierra. Los últimos humanos no pertenecientes al género Homo sapiens fueron los Neandertales, se extinguieron hace 29.000 años en la actual Andalucía. Fue por tanto, la última especie del género Homo que coexistió en el tiempo y el espacio con el hombre moderno, causa probable de su extinción.

Por Aniceto Porcel Rosales
Blog «Mundos Distantes»

PDF de la página impresa

Publicado en junio de 2.009

Las grandes extinciones

In Biología on 1 mayo 2009 at 13:48

Las grandes extinciones-peq

La vida surgió en la Tierra hace unos 4.000 millones de años o algo menos, muy cerca del principio de la historia misma de nuestro planeta y del Sistema Solar, cuya edad es de 4.500 millones de años. No sabemos con certeza como empezó la aventura biológica, sin embargo, con solo mirar a nuestro alrededor comprobamos que la vida, fuese cual fuese su origen, se ha esparcido masivamente por cada rincón de la Tierra. Las primeras evidencias de actividad biológica fueron debidas a formas muy elementales, que con el tiempo han evolucionado para hacerse más complejas. Paso a paso, la vida se ha abierto camino, aunque este no ha sido ni mucho menos directo. Por los registros fósiles sabemos que cada cierto tiempo hay una reducción, más o menos drástica, de la cantidad de formas de vida existentes en un momento dado.

Estos periodos, conocidos como de extinción masiva, se caracterizan por la desaparición de un gran número de especies en cortos espacios de tiempo (a escala geológica). Se estima que el ritmo natural de extinción es de dos a cinco familias biológicas de invertebrados marinos y vertebrados cada millón de años, en comparación, en épocas de extinción masiva esta tasa se incrementa, llegando incluso a hacer peligrar la totalidad de la vida en la Tierra.

Desde hace unos 542 millones de años, al comienzo de la división geológica de la Tierra conocida como Eon Fanerozoico, se han registrado 7 sucesos de extinción grave. El más antiguo se produjo hace 488 millones de años. Más tarde, hace unos 444 millones de años, un periodo glaciación provocó fuertes alteraciones del nivel del mar que modificaron drásticamente los hábitats. Dos de las más grandes extinciones ocurridas se dieron hace 360 y 251 millones de años. En la primera desaparecieron el 70% de las especies, en la segunda el porcentaje fue mayor aún, alcanzando al 95% de las especies marinas, lo que la sitúa como la mayor extinción conocida. Hace 200 millones de años todas las familias biológicas marinas sufrieron de nuevo una reducción de un 20%. Pero quizás, el episodio de esta naturaleza más conocido por todos es el que hace 65 millones de años acabó con los dinosaurios y con ellos el 75% de las espacies existentes en ese momento. La última gran extinción data de hace 10.000 años y aunque no nos parezca evidente, se extiende hasta la actualidad.

Las causas de las extinciones generalmente se atribuyen al impacto de la Tierra con grandes meteoritos o asteroides, que unidos a efectos colaterales tales como macro erupciones volcánicas, cambios climáticos, modificación del nivel del mar, etc. desencadenan alteraciones ambientales de alcance planetario. Esto no es aplicable al último y más reciente episodio de extinción que se achaca a la actividad humana y su efecto sobre el medio ambiente, principalmente en los últimos 100 años. Algunas proyecciones futuras predicen la desaparición del 50% de las formas de vida en los próximos 100 años. Estas estimaciones plantean un escenario ciertamente dramático, pero por el momento solo son especulaciones.

Lo cierto es que la vida en la Tierra, aunque muy asentada, siempre ha estado y estará a merced de esos catastróficos episodios que ponen a prueba su capacidad de resistencia y regeneración, y esto evidentemente, no excluye a la especie humana.

Por Aniceto Porcel Rosales
Blog «Mundos Distantes»

PDF de la página impresa

Publicado en mayo de 2.009